Venezuela se encuentra en una coyuntura histórica que quizás sea su punto más bajo en la historia moderna del país. No solo hay una forma de política impoluta como diría Aristoteles(1), sino que los venezolanos son víctimas de una inseguridad y violencia callejera desenfrenada, escasez de alimentos, medicinas e implementos de primera necesidad, una inflación que roza la tan temida “hiperinflación”, una moneda devaluada, restricciones y controles para cada uno de los aspectos de su vida cotidiana, bajo poder adquisitivo y pésima calidad de vida. Ante este panorama muchos ciudadanos (los que no sienten afinidad por el gobierno, los desencantados y los arrepentidos) se sienten vulnerables, desprotegidos y paranoicos. La pérdida de los espacios públicos a manos de la inseguridad, la censura de los espacios mediáticos por parte del gobierno y la destrucción de los espacios políticos por parte de los dos grandes polos del país (tanto chavismo como oposición tienen sus cuotas de culpabilidad) ha convertido a la modernidad venezolana en un desierto árido para las relaciones socio culturales.Los espacios antes mencionados conforman el entramado sobre el cual se establece, consolida y fortalece la ciudadanía: En los espacios públicos se aprenden los valores de la sociedad, los medios funcionan como reguladores y contra pesos al poder de los gobernantes y los espacios políticos son los que fomentan el dialogo entre los diferentes sectores de un país. Cuando lo urbano se vuelve hostil y se pierden los espacios públicos, cuando los medios se perciben como un brazo de propaganda de los gobernantes y no reflejan la realidad cotidiana, y cuando la política pierde de vista la otredad (el otro como un individuo diferente pero con los mismos derechos) muere el rol del ciudadano.
Sin embargo en Venezuela ante un escenario tan desalentador, los venezolanos han encontrado una nueva forma de ejercer o “jugar” a la ciudadanía. Los espacios virtuales se han convertido en una reconstrucción de la realidad e incluso, en la realidad misma que los “ciber-venezolanos” viven en su día a día. No es casualidad que Venezuela sea uno de los países donde Twitter tiene mayor penetración(2) y uno de los 10 países con mayor uso de las redes sociales(3), sin embargo estos datos no hacen nada por comprender el verdadero meollo de este boom virtual. “En los medios tradicionales no se ve nunca nada de la gente haciendo cola”, “es el país bonito, el país bonito en el que viven ellos porque cuando te asomas…”, “Las noticias que salen en la televisión muchas veces no son las mismas que salen en Twitter”, son algunos de los testimonios de entrevistados que han migrado de medios tradicionales como el periódico impreso, la televisión o la radio hacía los medios virtuales.
La adicción de las redes sociales en Venezuela: un MMORPG donde ser ciudadanos.
Pareciera que los venezolanos están tendiendo cada vez más a la hiperconectividad, de acuerdo a algunos entrevistados “Lo primero que hago en la mañana cuando me despierto es estirar la mano y agarrar mi teléfono para revisar el Twitter”, “Ahorita que no tengo teléfono, porque me lo robaron me siento desconectada, como no se… desinformada”, , pero lo que hace diferente está hiperconectividad entre los entrevistados, es la identificación de la causa que radica en la coyuntura política por la que pasa el país: “yo creo que si es una adicción, la necesidad de saber qué es lo que está pasando, porque estamos en un momento donde a cada rato pasa algo”, “es que ahorita no puedes salir a la calle sin saber que está pasando”, “El gobierno a cada rato saca decretos y leyes que nos afectan, a los venezolanos, uno tiene que estar al tanto de todo eso”, “Yo siento la necesidad de saber que está pasando, aunque pocas veces son noticias buenas, pero tengo que saberlo”.
La ansiedad, inestabilidad e incertidumbre se conjugan para fomentar un consumo compulsivo de noticias que no hacen nada por aliviar dichas emociones, sino que en muchos casos las incrementan. Sin embargo la necesidad de encontrar una fuente donde satisfacer la sed de información que sea potable en términos de objetividad, credibilidad y relevancia ha hecho que incluso la barrea de uso de la edad (a mayor edad más difícil acercar la tecnología al usuario) asociada a los más modernos accesorios tecnológicos, haya dejado de ser un “issue” para incorporarse a las redes sociales por parte de los entrevistados entre 45 y 55 años.
Cuando el usuario/entrevistado comenzó a usar las redes sociales para mantenerse informado, está compulsión se convirtió en una adicción: “al principio me costaba aprender a usar el teléfono, pero después le perdí el miedo, cuando comencé a comentar, Twittear, compartir…”, “A veces yo tomo una foto y la pongo en Twitter, y luego veo que la comparten, la retwittean, la comentan… a mí eso me genera como placer”, “Cuando uno hace un comentario y ves que hay otras personas que le dan like o lo comparten, te sientes bien porque sabes que hay más personas que piensan lo mismo que tu”, “Yo posteo cosas que sé que son importantes para otras personas, saber que estoy ayudando a alguien a conseguir una medicina o un artículo de primera necesidad me hace sentir bien”.
Es evidente como los entrevistados pasan de un contexto físico (la realidad socio política de Venezuela) donde la hostilidad no les permite ejercer ciertas funciones (la ciudadanía) a un contexto virtual al que entran inicialmente por un valor negativo (compulsión-ansiedad) y se quedan por una adicción producto de la satisfacción de la práctica de dicho rol (opinar, comentar, compartir, relacionarse, intercambios, solidaridad, todos valores cívicos que no pueden ejercer con libertad en Venezuela).
El mecanismo por el cual se origina la adicción a las redes sociales entre los venezolanos funciona exactamente igual que los sistemas de los MMORPG (massively multiplayer online role-playing game)(4): “Una de las razones por la que los MMORPG pueden ser tan adictivos es porque ayudan a los individuos a lidiar con problemas que padecen en la vida real.”(5) Nick Yee quién ha invertido una década investigando sobre los MMORPG(6) ha encontrado que los jugadores de MMORPG se enganchan principalmente por una serie de atributos, que son observados también en los entrevistados al hablar sobre su experiencia con las redes sociales. En el siguiente cuadro se pueden ver comparados cada uno con su equivalente.
Algunos testimonios de los entrevistados que mencionan uno o más de los atributos listados:
“Ahorita con la polarización [política] que hay en el país, uno no puede decir nada, no sabes quién te puede insultar o golpear por estar de acuerdo o en desacuerdo (…) pero en las redes sociales tu puedes pelear, responder, insultar y decir lo que quieras sin tener miedo.”
“Uno puede hacer contra peso político, tu ahorita en la calle no puedes decir nada, tienes que andar callado, que si por la guardia, los chavistas, los opositores…. Pero en Twitter tu puedes dar tu opinión y cuando ves que hay gente que te responde, te comenta, te retwittea o le da “me gusta” te sientes identificado.”
“Ahorita estamos a la espera de una tercera vía, alguien que nos organice y nos de voz (…) en la calle no se puede decir nada porque si digo cosas buenas de aquí van a decir que soy de allá, y si digo cosas buenas de allá van a decir que soy de aquí, entonces uno prefiere quedarse callada (…) yo creo que el próximo líder tiene que salir de esa tercera opción, de ese grupo que no se identifica con nadie pero no está organizado”
“Si yo paso por un Bicentenario y veo una cola, le tomo una foto y la subo a Twitter por ejem.plo, cuando veo que la gente me comenta, me dan ganas de seguir twitteando más”
Así es como los usuarios consolidan la praxis ciudadana en lo virtual de las redes sociales, convirtiéndose estás en un sustrato cultural más objetivo que la realidad distorsionada a la que son sometidos a través de los medios y el poder del Estado: “toda expresión cultural, de la peor a la mejor, de la más elitista a la más popular, se reúne en este universo digital, que conecta en un supertexto histórico y gigantesco las manifestaciones pasadas, presentes y futuras de la mente comunicativa. Al hacerlo, construye un nuevo entorno simbólico. Hace de la virtualidad nuestra realidad” (Castells, 1997, 30).
El carácter simbólico que adquieren las redes sociales como un espacio libre, democrático, participativo, objetivo e interactivo es lo que materializa la praxis ciudadana a través del medio virtual, pero que como un pez fuera del agua, muere al sacarse de contexto:
“Yo en la calle evito decir comentarios.”
“No sé si vaya a participar en las próximas elecciones, porque siento, como que mi opinión no cuenta.”
“Antes uno podía compartir con los vecinos por ejemplo, que si un paquete de harina, sal, azúcar, pero ahora que nada de eso se consigue ¿Cómo lo vas a compartir?.”
“Uno ahorita no se puede confiar de nadie en las calles, es lamentable, pero cualquiera te puede joder.”
Estos mismos entrevistados son los que afirman proporcionar ayuda a quien necesite productos que escasean a través de las redes sociales, que creen estar contribuyendo a un cambio al compartir, crear y reproducir contenido, quienes se relacionan con desconocidos a través del anonimato de las redes sociales y quienes se agrupan en torno a individuos con sus mismos perfiles.
Lo que convierte a los usuarios de redes sociales en jugadores de lo ciudadano a través de las redes sociales, es la adicción por lo que viene a ser una reproducción de lo cívico en las redes sociales, ante la imposibilidad de lograr hacerlo en lo societal-real del contexto nacional. Esto no solo es una fuga para las posibles patologías que se puedan generar ante la frustración de los usuarios de las redes sociales con una realidad política que escapa de su control y además lo coacciona cada vez más, sino que continúa la construcción de país en un plano semántico y simbólico distinto, en una realidad paralela donde los venezolanos aún siguen siendo democráticos, libres y ciudadanos.
(1) “Monarquía es aquel Estado en que el poder dirigido al interés común no corresponde más que a uno solo; aristocracia, aquel en que se confía a más de uno, y democracia, aquel en que la multitud gobierna en utilidad pública. Estas tres formas pueden degenerar: el reino en tiranía, la aristocracia en oligarquía, la democracia en demagogia” (Aristóteles, 123: 1935). (2) http://www.terra.com.ve/actualidad/articulo/html/act2463047-venezuela-entre-paises-donde-twitter-tiene-mayor-penetracion.html (3) http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/131320/venezuela-es-el-9o-pais-del-planeta-que-mas-usa-las-redes-sociales-segun-comscore/ (4) Son videojuegos de rol que permiten a miles de jugadores introducirse en un mundo virtual de forma simultánea a través de internet e interactuar entre ellos. (5) Cita origina en ingles: “One reason why MMORPGs might be so addictive is because they help individuals deal with a host of very common issues they might be dealing in reallife” extraida de: http://www.nickyee.com/daedalus/archives/pdf/1-6.pdf (6) Y cuyo trabajo se puede encontrar en el siguiente link: http://www.nickyee.com/daedalus/
Referencias bibliográficas
Castells, M (1997): La era de la Información. Economía, Cultura y Sociedad. La Sociedad Red. Madrid. Editorial Alianza.
Sin embargo en Venezuela ante un escenario tan desalentador, los venezolanos han encontrado una nueva forma de ejercer o “jugar” a la ciudadanía. Los espacios virtuales se han convertido en una reconstrucción de la realidad e incluso, en la realidad misma que los “ciber-venezolanos” viven en su día a día. No es casualidad que Venezuela sea uno de los países donde Twitter tiene mayor penetración(2) y uno de los 10 países con mayor uso de las redes sociales(3), sin embargo estos datos no hacen nada por comprender el verdadero meollo de este boom virtual. “En los medios tradicionales no se ve nunca nada de la gente haciendo cola”, “es el país bonito, el país bonito en el que viven ellos porque cuando te asomas…”, “Las noticias que salen en la televisión muchas veces no son las mismas que salen en Twitter”, son algunos de los testimonios de entrevistados que han migrado de medios tradicionales como el periódico impreso, la televisión o la radio hacía los medios virtuales.
La adicción de las redes sociales en Venezuela: un MMORPG donde ser ciudadanos.
Pareciera que los venezolanos están tendiendo cada vez más a la hiperconectividad, de acuerdo a algunos entrevistados “Lo primero que hago en la mañana cuando me despierto es estirar la mano y agarrar mi teléfono para revisar el Twitter”, “Ahorita que no tengo teléfono, porque me lo robaron me siento desconectada, como no se… desinformada”, , pero lo que hace diferente está hiperconectividad entre los entrevistados, es la identificación de la causa que radica en la coyuntura política por la que pasa el país: “yo creo que si es una adicción, la necesidad de saber qué es lo que está pasando, porque estamos en un momento donde a cada rato pasa algo”, “es que ahorita no puedes salir a la calle sin saber que está pasando”, “El gobierno a cada rato saca decretos y leyes que nos afectan, a los venezolanos, uno tiene que estar al tanto de todo eso”, “Yo siento la necesidad de saber que está pasando, aunque pocas veces son noticias buenas, pero tengo que saberlo”.
La ansiedad, inestabilidad e incertidumbre se conjugan para fomentar un consumo compulsivo de noticias que no hacen nada por aliviar dichas emociones, sino que en muchos casos las incrementan. Sin embargo la necesidad de encontrar una fuente donde satisfacer la sed de información que sea potable en términos de objetividad, credibilidad y relevancia ha hecho que incluso la barrea de uso de la edad (a mayor edad más difícil acercar la tecnología al usuario) asociada a los más modernos accesorios tecnológicos, haya dejado de ser un “issue” para incorporarse a las redes sociales por parte de los entrevistados entre 45 y 55 años.
Cuando el usuario/entrevistado comenzó a usar las redes sociales para mantenerse informado, está compulsión se convirtió en una adicción: “al principio me costaba aprender a usar el teléfono, pero después le perdí el miedo, cuando comencé a comentar, Twittear, compartir…”, “A veces yo tomo una foto y la pongo en Twitter, y luego veo que la comparten, la retwittean, la comentan… a mí eso me genera como placer”, “Cuando uno hace un comentario y ves que hay otras personas que le dan like o lo comparten, te sientes bien porque sabes que hay más personas que piensan lo mismo que tu”, “Yo posteo cosas que sé que son importantes para otras personas, saber que estoy ayudando a alguien a conseguir una medicina o un artículo de primera necesidad me hace sentir bien”.
Es evidente como los entrevistados pasan de un contexto físico (la realidad socio política de Venezuela) donde la hostilidad no les permite ejercer ciertas funciones (la ciudadanía) a un contexto virtual al que entran inicialmente por un valor negativo (compulsión-ansiedad) y se quedan por una adicción producto de la satisfacción de la práctica de dicho rol (opinar, comentar, compartir, relacionarse, intercambios, solidaridad, todos valores cívicos que no pueden ejercer con libertad en Venezuela).
El mecanismo por el cual se origina la adicción a las redes sociales entre los venezolanos funciona exactamente igual que los sistemas de los MMORPG (massively multiplayer online role-playing game)(4): “Una de las razones por la que los MMORPG pueden ser tan adictivos es porque ayudan a los individuos a lidiar con problemas que padecen en la vida real.”(5) Nick Yee quién ha invertido una década investigando sobre los MMORPG(6) ha encontrado que los jugadores de MMORPG se enganchan principalmente por una serie de atributos, que son observados también en los entrevistados al hablar sobre su experiencia con las redes sociales. En el siguiente cuadro se pueden ver comparados cada uno con su equivalente.
Algunos testimonios de los entrevistados que mencionan uno o más de los atributos listados:
“Ahorita con la polarización [política] que hay en el país, uno no puede decir nada, no sabes quién te puede insultar o golpear por estar de acuerdo o en desacuerdo (…) pero en las redes sociales tu puedes pelear, responder, insultar y decir lo que quieras sin tener miedo.”
“Uno puede hacer contra peso político, tu ahorita en la calle no puedes decir nada, tienes que andar callado, que si por la guardia, los chavistas, los opositores…. Pero en Twitter tu puedes dar tu opinión y cuando ves que hay gente que te responde, te comenta, te retwittea o le da “me gusta” te sientes identificado.”
“Ahorita estamos a la espera de una tercera vía, alguien que nos organice y nos de voz (…) en la calle no se puede decir nada porque si digo cosas buenas de aquí van a decir que soy de allá, y si digo cosas buenas de allá van a decir que soy de aquí, entonces uno prefiere quedarse callada (…) yo creo que el próximo líder tiene que salir de esa tercera opción, de ese grupo que no se identifica con nadie pero no está organizado”
“Si yo paso por un Bicentenario y veo una cola, le tomo una foto y la subo a Twitter por ejem.plo, cuando veo que la gente me comenta, me dan ganas de seguir twitteando más”
Así es como los usuarios consolidan la praxis ciudadana en lo virtual de las redes sociales, convirtiéndose estás en un sustrato cultural más objetivo que la realidad distorsionada a la que son sometidos a través de los medios y el poder del Estado: “toda expresión cultural, de la peor a la mejor, de la más elitista a la más popular, se reúne en este universo digital, que conecta en un supertexto histórico y gigantesco las manifestaciones pasadas, presentes y futuras de la mente comunicativa. Al hacerlo, construye un nuevo entorno simbólico. Hace de la virtualidad nuestra realidad” (Castells, 1997, 30).
El carácter simbólico que adquieren las redes sociales como un espacio libre, democrático, participativo, objetivo e interactivo es lo que materializa la praxis ciudadana a través del medio virtual, pero que como un pez fuera del agua, muere al sacarse de contexto:
“Yo en la calle evito decir comentarios.”
“No sé si vaya a participar en las próximas elecciones, porque siento, como que mi opinión no cuenta.”
“Antes uno podía compartir con los vecinos por ejemplo, que si un paquete de harina, sal, azúcar, pero ahora que nada de eso se consigue ¿Cómo lo vas a compartir?.”
“Uno ahorita no se puede confiar de nadie en las calles, es lamentable, pero cualquiera te puede joder.”
Estos mismos entrevistados son los que afirman proporcionar ayuda a quien necesite productos que escasean a través de las redes sociales, que creen estar contribuyendo a un cambio al compartir, crear y reproducir contenido, quienes se relacionan con desconocidos a través del anonimato de las redes sociales y quienes se agrupan en torno a individuos con sus mismos perfiles.
Lo que convierte a los usuarios de redes sociales en jugadores de lo ciudadano a través de las redes sociales, es la adicción por lo que viene a ser una reproducción de lo cívico en las redes sociales, ante la imposibilidad de lograr hacerlo en lo societal-real del contexto nacional. Esto no solo es una fuga para las posibles patologías que se puedan generar ante la frustración de los usuarios de las redes sociales con una realidad política que escapa de su control y además lo coacciona cada vez más, sino que continúa la construcción de país en un plano semántico y simbólico distinto, en una realidad paralela donde los venezolanos aún siguen siendo democráticos, libres y ciudadanos.
(1) “Monarquía es aquel Estado en que el poder dirigido al interés común no corresponde más que a uno solo; aristocracia, aquel en que se confía a más de uno, y democracia, aquel en que la multitud gobierna en utilidad pública. Estas tres formas pueden degenerar: el reino en tiranía, la aristocracia en oligarquía, la democracia en demagogia” (Aristóteles, 123: 1935). (2) http://www.terra.com.ve/actualidad/articulo/html/act2463047-venezuela-entre-paises-donde-twitter-tiene-mayor-penetracion.html (3) http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/131320/venezuela-es-el-9o-pais-del-planeta-que-mas-usa-las-redes-sociales-segun-comscore/ (4) Son videojuegos de rol que permiten a miles de jugadores introducirse en un mundo virtual de forma simultánea a través de internet e interactuar entre ellos. (5) Cita origina en ingles: “One reason why MMORPGs might be so addictive is because they help individuals deal with a host of very common issues they might be dealing in reallife” extraida de: http://www.nickyee.com/daedalus/archives/pdf/1-6.pdf (6) Y cuyo trabajo se puede encontrar en el siguiente link: http://www.nickyee.com/daedalus/
Referencias bibliográficas
Castells, M (1997): La era de la Información. Economía, Cultura y Sociedad. La Sociedad Red. Madrid. Editorial Alianza.
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