Muchos profesionales han incursionado dentro del mundo de la investigación cualitativa, pensando que simplemente consiste en hacer preguntas a un conjunto de personas, y luego registrar textualmente los testimonios de los participantes. Durante mi carrera he conocido ingenieros, estadísticos, relacionadores públicos, publicistas, marketeros y comunicadores sociales, que se jactan en sus currículos de haber hecho grupos focales, entrevistas a profundidad y (¡oh, blasfemia!) etnografía; cuando en realidad, lo que simplemente están haciendo, desde la postura de las ciencias sociales, es mala praxis.
Verán, facilitar un grupo focal, hacer una entrevista a profundidad, un taller o mucho más complejo… un levantamiento etnográfico, requiere de ciertos conocimientos y experiencias formativas y académicas, que no se aprenden al vuelo, ni son sencillas. Sí, básicamente para quién observa desde afuera, la información que se extrae es comunicacional/verbal; pero para el investigador curtido, cada palabra, cada frase, cada pregunta, tiene que ser utilizada de manera eficiente y eficaz, porque detrás de ellas subyace un entramado epistemológico, simbólico, racional, inconsciente, ritual, intelectual y cultural codificados que deben ser procesados, y es aquí donde se cae la mayoría de los “pretenders” a investigadores cualitativos. Esta banalidad con la que muchos asumen en su hoja de vida o currículo vitae, que sabe de metodología cualitativa, es también la causa de pobres productos finales que no logran satisfacer las necesidades de los clientes, y reproduce una imagen sesgada hacia este enfoque y los profesionales que lo aplicamos.
Queda entonces como deber de los verdaderos investigadores cualitativos, el trasmitir, potenciar, enseñar y difundir el uso y aplicación correcta de las técnicas de cara a objetivos concretos; ya sea para los clientes, para los más jóvenes que empiezan sus carreras, y ¿por qué no?… para aquellos que creen estar en la capacidad de hacer investigación cualitativa (pero secretamente se han dado cuenta de que no es tan sencillo).
Durante mi experiencia como gerente de investigación cualitativa, y tras haber reunido y entrenado varios equipos de trabajo, estas son cinco recomendaciones básicas y generales, que he compartido para iniciarse en el área:
- Estructura tu investigación por ejes temáticos: Ya sea una entrevista, un taller, grupos focales o etnografía, siempre se debe tener un conjunto de premisas, hipótesis o fenómenos a observar, independientemente de que estos se validen o refuten durante la investigación. El estructurar tu proyecto o investigación por ejes temáticos te permite crear bloques de constructos analíticos que resultarán más fáciles de procesar, relacionar, cruzar, identificar, delimitar y comparar. También le dará coherencia interna a la metodología y hará más fluida la práctica de la misma.
- Ni la guía de entrevistas, ni el registro de observación pueden ser camisas de fuerza: Un investigador cualitativo siempre tiene que estar preparado para lo inesperado. Muchas veces algunas hipótesis o premisas que teníamos antes de ir al campo resultan ser diferentes o inexistentes, por lo que algunas preguntas, actividades o ejes temáticos quedan neutralizados desde antes de salir al campo. Esto es completamente normal, y un buen investigador cualitativo tiene que tener la habilidad de poder adaptarse a este tipo de situaciones. Nunca se debe tener miedo de salirse del esquema original, si la investigación lo requiere, ya que precisamente ese es uno de los valores agregados de la investigación cualitativa. Adaptabilidad, espontaneidad y capacidad analítica en el mismo campo.
- El análisis y el campo son procesos que corren en paralelo, no por separado: Esto es clave, ya que si el investigador es incapaz de realizar análisis in situ y comenzar a procesar la información al momento que la recibe, para generar un feedback metodológico, corre el riesgo de que el campo se sesgue y la información sea inútil. El investigador cualitativo siempre debe ser activo frente a la recolecta de la información (contrario al cuantitativo que tiene un rol pasivo), y para esto debe ser capaz de replantear, rediseñar y reformular los planteamientos, preguntas, hipótesis y premisas en función de los objetivos de la investigación durante todo el campo.
- La comunicación e interacción siempre debe ser horizontal: No importa cuántos postgrados ni que tan rico y exuberante sea el vocabulario del investigador, o lo que la familia y amigos piense sobre usar determinadas palabras; es importante que la comunicación sea horizontal. El investigador debe hablar el mismo lenguaje y manejar los mismos códigos de conducta que el entrevistado, para que la comunicación no solo sea efectiva, sino que fluya de manera natural y sea comprendida por el sujeto de estudio. Hay que aterrizar lo académico/profesional.
- Si no te gusta ensuciarte, comer cosas fuera de tu dieta, o eres socialmente torpe, NO: El investigador cualitativo debe generar empatía con sus informantes, pero además debe involucrarse dentro de sus contextos íntimos (ya sea a nivel superficial como en grupos focales o entrevistas, o en un nivel más profundo como en los levantamientos etnográficos). Si volteas los ojos porque los intereses de los informantes son distintos a los tuyos, si no estás dispuesto a aceptar la cordialidad de tus anfitriones y no vas a participar activamente de los procesos, actividades y cotidianidad de los sujetos de estudio, mejor es que te enfoques en otra metodología.
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